viernes, 3 de octubre de 2008

Un castillo en el aire.

Esta es la primer historia que me animé a publicar, en su momento (admito, no hace mucho) me había parecido relativamente buena, pero ahora la leo y no me gusta en nada!
Aun así, quería pedir opinión ^^
Espero que a ustedes les guste más que a mi!
Saludos


Historia: Un castillo en el aire

Un castillo en el aire. Eso era lo que el Rey Imad tenía.
Rodeado de los más grandes lujos, degustando deliciosos banquetes. Lleno de lujuria y placer, todo parecía único, cada pieza ubicada perfectamente. El oro era lo llamativo, estaba presente hasta en los marcos de las puertas.
Era la exageración de todo lo que cualquiera quisiera. Un aroma a fresias y rosas empalagaba el lugar, que se acoplaba a todas las hermosas mujeres que rondaban por él. Era un harem que preparaba a todo hombre a entregar su corazón.
¿Podía existir lugar tan similar al paraíso? Un lugar donde, los pecados fueran bien vistos, aceptando al error como lo humano.
Sí, existía. Pero era un castillo en el aire.
¿Cómo podía mantenerse en el cielo? Se preguntarán, pero les digo que en realidad, nadie sabía que tan lejos del suelo estaba. A la vista de todo aquel que lo creyera cierto, el palacio existía, y bien firme en el suelo.
El Rey se había encargado de hacer de su fantástica realidad, una mentira creíble. Es que había descubierto que quien creyera que su castillo estaba en la superficie, así lo iba a ver.
¿Quién no iba a creer en la fortuna de un Rey? Sus palabras eran sagradas, y todos las creían sin cuestionar.

El problema llegó, cuando el amor entró a la vida de Imad. La más bella de las habitantes del harem pasó a ser su legítima esposa, y así se juraron la eternidad.
Se dice que en el amor, la transparencia es esencial, y aunque él, como hombre intentó ocultar su secreto, ella como compañera, notó la tristeza en los ojos de su amado. Sin meditarlo, le preguntó:

-¿Querido mío que es lo que guardas que te trae tanto dolor? – tomándolo fuerte de sus manos.
-Es algo que guardo hace mucho tiempo – dijo tras una pausa – júrame con tu vida que esto no saldrá de tu boca jamás.

Así después de meditar un rato, nuestro Rey comenzó su relato:

“Hubo una vez un deseo, una desesperada sensación de quererlo todo. Pero resultó que la perfección buscada no existía ¿Cómo iba a tener todo lo que quería entonces? Lo pensé mucho tiempo, y en medio de eso, note que siendo rico y poderoso, siendo el Rey, podía manipular todo lo que quisiera, y que mis palabras iban a ser creídas por todos. Así podía decir toda aquella cosa que quisiera aparentar.
Este oscuro deseo fue lo que creó al castillo.
Cuando lo vi, no fue más que un reflejo de todo lo que quería. Pero yo sabía que, la condición para tenerlo, era mentirle a todo aquel que preguntara como lo obtuve.
Entré a cada habitación de mi nuevo palacio, hasta que en una de ellas me encontré con un espejo, me encontré con mi reflejo, y este me dijo que el castillo en el que estábamos, estaba suspendido en el aire, por lo que nadie podría llegar a él. En ese momento entré en cólera, y le grité a mi propia persona.

-Esto es imposible, ¡este castillo esta en la superficie! Tanta perfección no puede ser una mentira.

Así fue que convencí a mi reflejo de que esto, era real. Y sucedió.
Me dirigí hacia la puerta y salí al exterior, y… ¡era tierra lo que rodeaba mis pies!
Corrí a invitar a todos a mi preciado castillo, y fue cuestión de tiempo para que, todo lo que deseaba se haga realidad, la popularidad me rodeó.

Mi sorpresa fue, una vez dentro en una reunión con mis invitados. Pasé la vista por la ventana, y la realidad me abrumó, por que estábamos a miles de metros del suelo. Resultó que, de tanto mentir, me había creído mi propio verso.

-¿Qué es lo que mira, su majestad? – Consultó uno de los presentes.
-¡Mi precioso jardín! – Respondí irónicamente, pero todos aplaudieron, y el miedo me copó.

-¡Alabado sea el Rey y su jardín de fresias!

¿Cómo podían creer y vivir mis mentiras? Pasó el tiempo y aprendí a vivir en un castillo flotante, aparentando tener los pies en la tierra.”

Así el Rey terminó de contarle la verdad a su mujer. Esta no lograba entender la situación, y sintió que debía hacer entrar en razón a su marido, la locura la agobió.
Ella corrió hacia una ventana y grito

-¿No te das cuenta las locuras que dices? Esto es superficie, ¡Mira! – Y sin dudarlo, saltó.

Imad entró en pánico, era la primera vez que alguien no creía en sus palabras, y a su vez, era la primera vez que decía la verdad.

-¡Por favor! Querida mía, ¡Espera!- Dijo en vano.

Era tarde, su amada ya había saltado.

Así, mientras el veía como el vacío se llevaba a su único amor, a su única verdad, decidió saltar también.

A la vista de todos los presentes en ese momento, la mujer del Rey cayó firme al suelo.

Del Rey Imad nunca nada se volvió a saber.

Y sobre el castillo no se habla, ya que él era el único que tenía las escaleras al cielo.

2 comentarios:

Francisco Cenamor dijo...

Suerte con este tu recién creado blog. Espero que lo compartas con mucha gente de todo el mundo.
Un saludo.

Cecilia ♥ Martinotti • dijo...

esta muy buena la historia jess!
yo no se si viviré en un palacio flotante, pero veo vacas voladoras (?) !:P
Nah re bien, a mi si me gustó.
beso puu.